Las niñas y niños necesitan, para avanzar en su desarrollo, no solo que las madres, los padres y otros integrantes de la familia estemos presentes, sino también que les prestemos atención y los estimulemos a realizar diferentes actividades.
Conversar con ellos, proponerles juegos acordes a su edad, permitirles explorar por su propia cuenta, cantar, permitirles desplazarse por sus medios, salir a pasear y leerles libros, son actividades que estimulan todas las áreas del desarrollo, desde edades tempranas.
La lectura en niños y niñas
El primer contacto de niños y niñas con un libro puede darse en el primer año de vida. Generalmente, esto sucede a partir de los seis meses, cuando la niña o el niño logra mantenerse sentado y explorar el libro con sus manos.
Estos primeros libros suelen estar diseñados especialmente para bebés. Por lo general, se trata de libros de imágenes y pueden mostrar actividades que realizan los niños o figuras de juguetes, animales o de otros bebés. En estos casos, el objetivo es que -de a poco- los niños y las niñas logren prestar atención a estas figuras, las señalen o se interesen por ellas.
A medida que crecen, las madres y los padres pueden incorporar libros que, además de las imágenes, contengan texto, comúnmente a modo de relato. Así, el niño puede escuchar, imaginar e incluso interactuar con la historia. Más allá del texto escrito, los referentes como madres, padres o abuelos, pueden comenzar a hacerles preguntas simples como: “¿Qué es esto?” o “¿Cuál es el gato?” o a llamarles la atención con expresiones como “¡Mira esto!”.
Una vez que la niña o el niño tiene más de dos años, la lectura es un medio para estimular:
- La atención, con preguntas abiertas como “¿Y qué está pasando aquí?”, por parte de los referentes.
- La expresión, por ejemplo, cuando el niño dice “un camión” y la madre o el padre le responde “un camión grande y de color rojo”.
- La imaginación, con preguntas como “¿qué te parece que hicieron después?”.
Estas instancias son clave para el desarrollo cognitivo y del lenguaje, para aprender a escuchar y a esperar, para promover el desarrollo social y afectivo de las niñas y niños, y para aprender a leer de una manera natural y disfrutable.
La experiencia impulsada y sostenida, desde hace seis años, por un grupo de pediatras en el Centro de Salud del Cerro de crear y fortalecer un programa de estimulación de la lectura, es un ejemplo concreto de promoción de la lectura a nivel familiar. ¡Felicitaciones por la iniciativa y la perseverancia!
Dr. Alfredo Cerisola
Pediatra – Neuropediatra
Profesor Agregado de Neuropediatría
Facultad de Medicina, UDELAR
Ex – Presidente de la SUP