El maltrato infantil y el abuso sexual infantil en todas sus formas son una violación a los Derechos Humanos. Como adultos, todos debemos ser garantes de los derechos de niños, niñas y adolescentes (NNA), por lo que la violencia hacia ellos nos pone en el lugar de protagonistas y no de simples observadores.
En las últimas semanas, hemos tomado contacto con noticias públicas que nos entristecen, nos llenan de indignación y muchas veces nos hacen sentir impotentes. Pero estas situaciones que se perciben muchas veces como distantes, pueden volverse cercanas en cualquier momento y es importante que sepamos que hay mucho por hacer.
En primer lugar, saber que estos hechos ocurren, reconocerlos y no negarlos o minimizarlos, es un primer y gran paso. La condena pública que podemos realizar al recibir estas noticias empodera a los NNA, los ayuda a diferenciar lo que está bien de lo que está mal, evita que naturalicen eso que están viviendo y los alienta a la develación de los hechos.
El niño que se encuentre en una situación de violencia y específicamente de abuso sexual, buscará a un adulto de su confianza para contarle su sufrimiento. Por eso, estar atentos al discurso del niño, tener tiempo de escucharlo, no poner en dudas sus palabras, incluso aunque parezcan increíbles, como lo son todas estas situaciones, son los pequeños/grandes aportes que un adulto puede facilitar para proteger a un NNA víctima de malos tratos.
Es probable que si la primera persona que el niño elige para contarle lo ocurrido, no le cree, le cueste volver a intentarlo. Es importante saber que luego de contar su secreto, todo cambia alrededor del niño, se siente expuesto, ve sufrir a las personas que quiere, siente miedo; todo esto lo lleva a decir que aquello que contó era falso. Es importante saber que la negación posterior, reafirma el relato previo.
La violencia es un problema de salud a nivel mundial, tiene importantes repercusiones tanto a nivel biológico, como a nivel de las emociones y de los vínculos. El sector de la Salud en Uruguay cuenta con Protocolos actualizados para el abordaje de estas situaciones y en los últimos años se encuentra abocado a la formación de todo el equipo de atención para una adecuada resolución de estas problemáticas.
El pediatra tratante, que conoce bien al niño y a su familia, seguramente podrá ayudar y orientar al NNA y al adulto que se acerque a pensar la mejor solución posible, adecuada a las necesidades de quienes viven la situación. Es responsabilidad de todos poner atención, ocuparnos y actuar, porque solo así se podrá superar una situación de extrema gravedad para nuestros niños, niñas y adolescentes.
Dra. Virginia Perdomo
Coautora del “Protocolo para el abordaje de situaciones
de violencia sexual hacia niñas, niños y adolescentes”
Sociedad Uruguaya de Pediatría
Junio, 2020