Adolescencia en tiempos de Covid-19: riesgos, recomendaciones y oportunidades de crecimiento
La situación de pandemia generada por el virus Covid-19 impacta sobre todas las franjas etarias, sin embargo, en la adolescencia suma un factor de estrés a los propios de esta etapa. Durante la adolescencia, etapa de transición, se generan múltiples cambios en diversos aspectos de la vida de la persona que conllevan, por sí mismos, una importante carga de estrés. Nos referimos a los cambios físicos, cognitivos, emocionales y conductuales. Nuevos límites, nuevas experiencias, transgresiones, nuevas formas de vincularse con sus padres, son características de esta edad que sin dudas se ven atravesadas por esta situación de pandemia.
Durante este período de tiempo los adolescentes se encuentran dentro de casa y se ven restringidos de uno de los aspectos fundamentales en su proceso de desarrollo que es la socialización. La interacción con sus pares es preponderante y el contacto físico es un componente valioso en la vida de todo adolescente para el desarrollo de su identidad y para su independencia, fomentando nuevas habilidades y nuevos aprendizajes. Es en esta etapa de la vida donde adquiere mayor importancia el contacto social.
Encontrarse con amigos, salir a bailar, festejar cumpleaños, ir al cine, encontrarse en un gimnasio o en eventos académicos son actividades significativas para ellos. Esta situación de aislamiento social puede generar malestar en diversas formas, la desconexión física puede generar la sensación de soledad, así como la incertidumbre de retomar sus actividades puede generar fuertes estados de frustración.
Por lo tanto, es importante hacer hincapié en que el uso de la tecnología y las redes sociales no sustituye la importancia del contacto físico y, aunque es una alternativa importante, no es en sí misma excluyente. Entendiendo esto, vemos que es inevitable que esta nueva experiencia de distanciamiento social afecte a los adolescentes.
En ese sentido, pueden aparecer riesgos emocionales que es necesario tener en cuenta:
- Cambios bruscos y repentinos de conducta y carácter, impulsividad, irritabilidad exagerada, tristeza constante, ansiedad, demandas o quejas excesivas
- Imposibilidad de mantener una actividad o rutina
- Desconexión del ámbito académico
- Alejamiento de sus pares y de todo ámbito de socialización
- Imposibilidad de expresar emociones en referencia al momento actual
- Falta de interés por actividades que solía hacer
- Horas excesivas de sueño o permanencia en la cama
- Falta de sueño o de apetito
- Expresiones catastróficas en relación con su futuro
- Miedo excesivo al exterior y a la posibilidad de contagio
- Ideas o expresiones en relación con la muerte o al deseo inminente de morir
- Cortes, lesiones autoinfligidas
- Comentarios o verbalizaciones negativas sobre sí mismo o su vida
- Imposibilidad de participar de rutinas familiares
- Desconexión con los miembros de su entorno familiar
- Permanencia prolongada en su dormitorio
- Apatía
- Preocupación excesiva en la información sobre el tema
- Conductas desafiantes contrarias a las recomendaciones sanitarias
- Dificultades de concentración, retraimiento
- Comer en exceso
- Aumento del consumo de tabaco o alcohol o cualquier otra sustancia
- Dolor de cabeza o dolor estomacal
Las particularidades de cada adolescente, como ser hijo único o tener hermanos, estilos de comunicación familiar, compartir dormitorio o tener su espacio individual, vivir en un espacio reducido o en un lugar amplio que permita mayor desplazamiento, son elementos que marcan la vivencia de esta etapa. No todos tendrán las mismas reacciones, porque no todos tienen los mismos recursos psicológicos ni las mismas realidades en sus entornos familiares.
Es normal sentir ansiedad ante situaciones de peligro, esto nos ayuda a tomar decisiones para protegernos. Las emociones como rabia, miedo, tristeza y alegría tienen una función adaptativa, es por eso que bloquearlas o eliminarlas solo aumentan el malestar. Hay que darles permiso de sentirse mal.
Pero, ante cualquier situación que resulte llamativa o preocupante, recomendamos consultar al médico tratante o en su prestador de salud. Recomendamos que aquellos adolescentes que se encuentren en tratamiento referido a su salud mental puedan continuar y sostener los mismos, ya sean farmacológicos o consultas psicológicas, en caso de tenerlas. La continuidad de los tratamientos es muy importante para asegurar el mantenimiento de la estabilidad emocional.
Sugerimos mantener espacios de diálogo abierto y acordes a la edad, así como filtrar y compartir información fiable referida a la temática.
La “hiperconvivencia familiar” puede llevar a una pérdida de la intimidad, de la privacidad, aspecto importante para el adolescente. La gestión de la situación que hagan los adultos es fundamental, organizando y planificando el tiempo y el uso de los espacios, reforzando el carácter temporal de esta situación y transmitiendo optimismo.
Cómo sobrelleven esta situación los adultos de la familia, enseña a los adolescentes a manejar sus propias emociones: poder identificarlas, comprenderlas y comunicarlas dará sensación de alivio. Poder evaluar y dividir en aquellas cosas que se pueden cambiar y aquellas cosas que no se pueden cambiar, ayudará a armar un plan, que brindará recursos para el accionar en tiempo presente y futuro.
Nos parece importante como promotores de salud considerar la escucha abierta, evitar dormir en exceso, no sobre-exigir con tareas curriculares, mantener contacto virtual con amigos y familiares que será de ayuda para no sentirse solos. Promover el desarrollo de sus habilidades artísticas, como pintar, escribir, hacer música, crear historias, cocinar, aprender canciones, coreografías, también resulta positivo. También participar en desafíos a través de redes sociales, compartir videos, tutoriales, recetas, juegos. Impulsar a la realización de tareas domésticas facilita el sentido de pertenencia y utilidad en la familia.
Los espacios familiares que impulsan y promueven el trabajo colectivo, la creatividad, el diálogo, son fundamentales. Los espacios de intercambio emocional validan sus emociones, contienen, dan seguridad y calman. Es importante evitar exigencias, juicios y críticas. Promover las nuevas rutinas, así como la flexibilidad en las normas y dinámicas anteriores al Covid-19, son factores fundamentales en la protección de la salud mental de todo adolescente y su sensación de seguridad en el entorno. Este es un buen momento para aprender sobre conductas de autocuidado y autoprotección, aprender a ser responsables por su salud y la de su familia a lo largo de su vida, aprender a tolerar la incertidumbre en situaciones futuras.
En definitiva, la pandemia puede ser una etapa para el mayor conocimiento de sí mismos y una oportunidad de crecimiento personal.
Psic. Fani Alzugaray
Psic. Karina López
Comité de Adolescencia
Sociedad Uruguaya de Pediatría