En nuestro país y en el mundo, los perros son habitualmente las mascotas más elegidas por los adultos, por los padres, teniendo en cuenta que son del agrado de los niños. Pero, así como pueden ser un factor positivo en la crianza, también debemos tener claro que la tenencia de cualquier animal conlleva responsabilidades con éste, al igual que con quienes conviven con él y con la comunidad en general.
Hay que tener en cuenta que una lesión causada por un perro puede dejar en el niño una secuela física, psicológica o incluso, de acuerdo con la severidad, provocarle la muerte.
¿Por qué un perro es agresivo?
Es un animal social, que en estado natural convive en un régimen jerárquico que es clave para mantener el orden en la jauría, donde un macho o una hembra dominantes son los encargados de la organización, reafirmando su liderazgo en forma constante mediante la agresión (agresión por dominancia). Así, el cachorro que se cría dentro de una familia aprende a respetar al que tiene mayor rango jerárquico, que es habitualmente quien le pone los límites, lo cuida, alimenta y rezonga. Ese es, en definitiva, “su dueño”.
Cuando son cachorros, los perros son enseñados y sociabilizados, ahí se ponen límites a sus acciones agresivas. Los perros antes de morder avisan con ladridos o gruñidos, pero los niños pequeños no saben interpretar esas señales y no adoptan una actitud de sumisión, que haría que el perro se calmara (lugar de líder de la manada). Por el contrario, gritan, corren, lloran,se ponen más inquietos. Eso incentiva al animal a atacar.
Debido a la altura de los niños y sus pocos mecanismos defensivos, son frecuentes las heridas en cara y cabeza. Cuanto más intenta defenderse el niño, más ataca el perro.
¿Qué cuidados debemos tener al respecto?
Mucho se ha escrito de las mordeduras y nos pareció oportuno, de acuerdo con la lectura que hemos hecho, rescatar algunas recomendaciones tanto para elegir un perro como mascota, como para tener en cuenta y prevenir lesiones en caso de ya tener uno.
Cabe señalar que en el momento de elegir un perro no solamente hay que pensar en cuál nos gustaría tener, sino también en qué lugar lo vamos a tener y quiénes viven en el hogar, particularmente si hay niños y qué edades tienen.
- Lo ideal sería que, en caso de adquirir un animal de raza, un veterinario nos asesore para decidir cuál es la opción más conveniente para cada situación. Además, lo ideal es tener al animal desde cachorro.
- Debemos tener en cuenta que ni la raza ni el tamaño garantizan seguridad. Si es provocado, cualquier perro puede morder y lesionar.
- En caso de ya poseer un perro como mascota, es importante saber que si están esterilizados son menos agresivos.
- Las lesiones más graves habitualmente se producen en niños menores de 4 años. Los niños pequeños no miden los riesgos de sus conductas y pueden provocar una reacción hostil del animal.
- Al interactuar con el perro, los niños deben estar siempre supervisados por un adulto. Si son bebés, no deben quedar a solas con el animal.
- Los animales pueden comportarse en forma impredecible o sentirse amenazados ante la presencia de extraños. Esto debemos recordarlo cuando vienen otros niños a casa o cuando nuestros hijos van a casas donde hay perros.
- Los perros no deben dormir en la cama con el niño, tienen que tener su propio lugar para comer y dormir.
- El juego constituye un aspecto fundamental en el desarrollo madurativo, tanto del niño como del cachorro. Durante el juego, el perro aprende a medir su fuerza y a conocer las reglas de convivencia. Deben evitarse los juegos que involucren comportamientos agresivos.
- Debemos enseñar a los niños que no se tienen que acercar a perros desconocidos y debemos explicarles que no hay que molestar a los perros (propios ni ajenos) cuando comen, duermen, están enfermos o ante el nacimiento de cachorros.
- Si un perro suelto se acerca, ladrando o no, hay que quedarse quieto, no correr, no mirarlo directo a los ojos, no intentar tocarlo y permitir que nos olfatee.
- Hay que controlar periódicamente la salud de la mascota, mantenerla limpia, sin parásitos y con las vacunas vigentes.
- Si bien existe normativa al respecto, es bueno recordar que los perros no pueden estar sueltos en lugares públicos.
- Ante mordeduras, siempre hay que consultar al médico.
Todo animal tiene una carga genética que determina su comportamiento más allá de la raza, y eso se puede moldear a través de la educación y la sociabilización.
El perro debe ocupar siempre el rango jerárquico menor en el grupo familiar, de esa forma evitamos el comportamiento de dominación–agresión del que hablamos, y promovemos el comportamiento de sumisión en el animal, cuidándolo y queriéndolo, pero dándole su lugar.
Documento Original:
Cuidémonos y cuidémoslos.
Dra. Alicia Fernández
Presidenta SUP